La Historia de la Casa de Dementes de Santa Isabel

El 25 de abril de 1986, con la Ley General de Sanidad, se ponía la primera piedra para que las leyes reconocieran la “plena integración de las actuaciones relativas a la salud mental en el sistema sanitario general y de la total equiparación del enfermo mental a las demás personas que requieran servicios sanitarios y sociales…” La ley ponía fin a los manicomios e iniciaba el lento camino hacia la Salud Mental Comunitaria. Desde entonces acá, muchas cosas han pasado y muchas más cosas tendrán que suceder para que los usuarios de los Servicios de Salud Mental tengan la atención que necesitan y merecen. Pero esa es una historia que aquí no corresponde contar.

Retrocedamos unos años

Vamos a retroceder más de 170 años, exactamente al 20 de junio de 1849, fecha en la que se aprueba la segunda Ley General de Beneficencia. En ella, se habla de la creación de 6 establecimientos dedicados a los enfermos mentales en todo el territorio español. Finalmente, solo se crearía uno de ellos, que se establecería en la provincia de Madrid, la única en la que no había ninguna institución de este tipo: la “Casa de Dementes de Santa Isabel”, llamada así por la reina Isabel II.

Se eligen para ello las casas ducales de la familia Medinaceli en el pueblo de Leganés, construidas en el siglo XVII, al parecer, por el marqués de Leganés y que la Junta provincial compró por 340.000 reales. El lugar fue objeto de críticas, ya que el pueblo se ubicaba a 12 kilómetros de la Villa de Madrid, distancia que hoy nos puede parecer mínima, pero que en aquellos años resultaba un poco excesiva. Además, no tuvo comunicación directa con la villa y corte hasta 1877, fecha en la que se inauguró una línea de tranvía que (oh, casualidad) coincidió con la apertura de una institución privada, el Manicomio de Esquerdo, en Carabanchel.

Las obras para acondicionar los recintos duraron 2 años y, aunque fue inaugurado en 1851, los primeros enfermos no llegaron hasta 1852. De sus cuidados se encargaron las monjas Hijas de la Caridad, de la Congregación de San Vicente de Paul.

Los primeros años

José María Miranda de la Paz fue el primer médico que se encargó de la Casa y estableció las primeras normas para el cuidado de los enfermos en 1855. Entre las principales medidas destacan las relacionadas con la higiene y la alimentación.

Los ingresos fueron incrementándose hasta el punto de que, a finales del siglo XIX, la cifra de ingresados fue de 1195 y, como “poderoso caballero es Don Dinero” (tal y como dijo el insigne Francisco Gómez de Quevedo), había tipos diferentes de pensionistas, según el dinero que pagaban por su manutención. Los sujetos a la beneficencia y los que se internaban junto con sus propios criados.

Comedor de pensionistas “tranquilas”

Las terapias incluían la farmacopea que se puede consultar todavía en los archivos de la antigua farmacia. Los tratamientos preferidos de la época: sanguijuelas y sangrías y el tratamiento moral pineliano.

Y aquí hagamos un pequeño inciso…

Y hablemos muy, muy brevemente, del que fue uno de los padres de la psiquiatría moderna, Philippe Pinel (1745 – 1826), médico francés que abogó por el trato humano a los alienados y el primero que propugnó que era posible su recuperación.

Como dato curioso mencionaremos su posible y, para algunos autores muy poco probable, visita al Hospital Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza. Alli, al parecer, se habría dado cuenta de que los enfermos con pocos o ningún medio económico, realizaban trabajos para la institución y sanaban y se estabilizaban antes que los internos con un estatus más alto, quienes pagaban por su manutención y no ejercían ningún trabajo manual. Se trata del principio básico de la Terapia Ocupacional, pero esa es otra historia que tampoco aquí ocupa ningún lugar.

Los felices años 20

Tras el intento infructuoso de Luis Simarro de profesionalizar la asistencia a los alienados, en 1877, fracasado por la incomprensión de los administradores y de la comunidad religiosa que rige la Casa de Dementes, entra en escena José Salas y Vaca, neuropsiquiatra andaluz. Este doctor, jefe facultativo de la Casa de Dementes de Santa Isabel desde 1911 hasta 1929, fue uno de los pilares para la modernización de la institución, aumentando la plantilla, modernizando las instituciones e introduciendo la docencia en la asistencia a los alienados.

Y es que los años 20 vivieron un florecimiento de la Neuropsiquiatría, con figuras como Gonzalo Rodríguez Lafora o José Germain, entre otros. Se edita la Revista de Archivos de Neurobiología, que publica desde 1920 hasta el inicio de la Guerra Civil; se funda la Asociación Española de Neuropsiquiatras en 1924, aún vigente, y, en 1927, se crea la Liga de Higiene Mental. A todo ello, se une el decreto de regulación de la atención a enfermos mentales de 1931 que, por primera vez, impone, de manera obligatoria, la clasificación de Emil Kraepelin (1856 – 1926), psiquiatra alemán, una de las grandes figuras de la psiquiatría.

Los años oscuros

La guerra civil que estalla en 1936 y la postguerra son especialmente duros en los manicomios. Los programas asistenciales de la república se rompen. La mortalidad entre los internos del Santa Isabel es muy elevada por las dificultades y la escasez, aun más agudizada en este tipo de instituciones. Los psiquiatras dejan la actividad en la asistencia pública, hasta el punto en que en 1956, a su llegada a la Casa de Santa Isabel como director médico, Vallejo-Nájera habla del total abandono de la institución. Y es que este centro había estado sin director desde 1946 y, de los 75 psiquiatras colegiados en Madrid, solo siete trabajan en la asistencia pública en los tres manicomios de la provincia. Los internos apenas reciben tratamiento y muchos de ellos han empeorado o se han demenciado, ingresados en edificios ya viejos y muy deteriorados.

A pesar de las buenas intenciones de Vallejo-Nájera, la institución no mejora mucho hasta los primeros años de la década de los 70 cuando el Estado aumenta el número de profesionales e implanta algunas medidas más activas.

Comienza a hacerse la luz

El incremento de profesionales a principios de los años 70 pone la primera piedra en un lento proceso de transformación de la asistencia psiquiátrica. Pero los ingresos por enfermedades mentales seguían sin estar incluidos en el Instituto Nacional de Previsión.

No es hasta 1986, con la Ley General de Sanidad, cuando en el artículo 20 se indique: “La atención a los problemas de salud mental de la población se realizará en el ámbito comunitario, potenciando los recursos asistenciales a nivel ambulatorio y los sistemas de hospitalización parcial y atención a domicilio, que reduzcan al máximo posible la necesidad de hospitalización” que los derechos de los usuarios de Salud Mental comiencen a tenerse en cuenta.

La Casa de Dementes de Santa Isabel se cierra en 1991, sustituyéndose por una red de dispositivos de atención a la salud mental: el Instituto Psiquiátrico de Servicios de Salud Mental José Germain, en honor de uno de los más eminentes psiquiatras de la generación del 27.

Y alguna que otra recomendación

Esta vez, va de libros, no de cine (aunque “Alguien voló sobre el nido del cuco” es imprescindible). Si te interesa la Historia y la Psiquiatría, hay una colección también imprescindible, se trata de la Colección de Historia de la Asociación Española de Neuropsiquiatría. Cualquiera de los libros de la colección es interesante y, además, está espléndidamente traducida. A mí me gustó especialmente la “Autobiografía” sobre la vida de Juana de los Ángeles y el caso de las endemoniadas de Loudun. También “Sucesos memorables de un enfermo de los nervios” de Schreber.

Fuentes

  • Imagen de la cabecera: Vista exterior de la Casa de Dementes de Santa Isabel
  • Imágenes: Grabados de “La Ilustración Española y Americana” 1872
  • Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad. Disponible en: https://www.boe.es/eli/es/l/1986/04/25/14/con
  • Desviat, M. De locos a enfermos: de la psiquiatría del manicomio a la salud mental comunitaria. 2007.Madrid; Ayuntamiento de Leganés.
  • Mollejo Aparicio, E. La presencia de criados particulares en la Casa de Dementes de Santa Isabel. En: Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2013; 33 (118), 425-441
  • Sanjurjo Castelao, G y de Paz Ranz, S. Acerca de Pinel, el Hospital de Zaragoza y la Terapia Ocupacional. En: Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., 2013; 33 (117), 81-94.
  • Villasante, O. Las tres primeras décadas de la Casa de Dementes de Santa Isabel de Leganés: un frustrado proyecto de Manicomio-Modelo. En: Cuadernos de Psiquiatría Comunitaria, Vol.2, N.º 2, pp. 139 – 162, 2002


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