La mañana del 17 de abril de 1996, los arqueólogos Alberto Moraleda y César Pacheco se encontraban trabajando en un sondeo de la calle San Clemente de Talavera de la Reina. Aquel día parecía que iba a transcurrir como otro cualquiera, pero de repente se produjo el hallazgo de lo que parecía ser un rostro. Ante ellos surgió una excepcional escultura de Hércules en bronce.
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