La biblioteca de Pérgamo

La antigua ciudad de Pérgamo se encontraba en Asia Menor, en la actual Turquía. La ciudad y el territorio circundante se independizaron del imperio seleúcida hacia el año 280 a.C. quedando bajo el gobierno de la dinastía atálida, época en la que la ciudad desarrolló su mayor esplendor.

La biblioteca fue fundada por Atalo I, tercer rey de la dinastía, llegando a contener más de 200.000 títulos, muchos de ellos en la época de Eumenes II, su sucesor . Fue la segunda en importancia en el mundo antiguo, sólo superada por la biblioteca de Alejandría.

La biblioteca se hallaba en la acrópolis de Pérgamo, dentro del recinto sagrado de Atenea. Contaba con cuatro grandes salas, la mayor de ellas funcionaba como sala de lectura y, en el centro de dicha sala, se encontraba una estatua de la diosa Atenea de tres metros de altura.

Maqueta de la Acrópolis de la antigua ciudad de Pérgamo, mostrando la situación en el siglo II a.C.
Wladyslaw Sojka

El papiro y el pergamino

La escritura ha tenido múltiples soportes a lo largo de la historia. Piedras, tablillas de arcilla, de madera encerada… Eran soportes poco portables, difícilmente almacenables y en los que no se podían escribir largos textos. Pero llegó el papiro y, con él, la revolución.

El papiro es un soporte ligero, flexible, que ocupa poco espacio al ser enrollado. Permite escribir gran cantidad de texto, que puede ser leído de manera continua. Tratados de filosofía, geometría, matemáticas, física… Todo era soportado por el papiro.

En la Antigüedad, antes de la invención de la imprenta, cada libro era único. La única forma de reproducir un libro era a través de la copia manuscrita, palabra por palabra. En las bibliotecas no sólo se almacenaban libros, ejemplares únicos de valor incalculable, también se copiaban. Y, para poder copiarlos, hacían falta rollos de papiro. Pero los rollos de papiro sólo se fabricaban en Egipto, eran un producto de exportación sobre el que los reyes egipcios ejercían su monopolio.

Escriba sentado egipcio Dinastía IV 2613–2498 a.C.
Foto: CC

Las bibliotecas en la Antigüedad no eran solamente lugares en los que se almacenaban o copiaban libros, eran centros de la vida intelectual, donde los eruditos trabajaban y enseñaban bajo el patrocinio de los reyes, para los que la riqueza y la vida cultural de las bibliotecas eran motivo de orgullo. De ellas, la más destacada fue la biblioteca de Alejandría pero, tras su fundación, la biblioteca de Pérgamo rivalizó con ella, tanto en volúmenes almacenados en sus estancias como en vida intelectual.

Cuenta Plinio el Viejo que, a principios del siglo II a.C., el rey de Egipto Ptolomeo V quiso perjudicar a la biblioteca rival interrumpiendo la exportación de papiro. El rey de Pérgamo, Eúmenes II, reaccionó “inventando” un nuevo soporte, el pergamino, fabricado con pieles de animales curtidas y estiradas; éstas se cortaban y enrollaban, suponiendo una ventaja frente al papiro, y era que se podía escribir por sus dos caras. Éste era además un material flexible, que no se oscurecía y rompía con la humedad europea, como el papiro.

Esta invención que nos cuenta Plinio no es del todo cierta, dado que tenemos documentada en Asia Menor la escritura sobre piel de animal desde el siglo V a.C., si bien Pérgamo perfeccionó la producción y la exportación del producto, hasta el punto de darle su nombre, “pergamino”.

Nuestra Biblioteca de Pérgamo

Lo mismo que el papiro y el pergamino supusieron una revolución en el mundo antiguo como soportes para el conocimiento y la creación, Internet ha supuesto una verdadera revolución cultural. La cantidad de información contenida en soporte electrónico y la capacidad creadora que tenemos gracias a la tecnología, sería impensable para Ptolomeo V o Eúmenes II.

En este rinconcito de Internet hemos querido hacer un pequeño homenaje a esta gran biblioteca de la Antigüedad. Queremos que éste sea un espacio donde amantes de la historia nos juntemos para compartir nuestra curiosidad, divulgar lo que sabemos y enriquecernos con el intercambio. Te animamos a que comentes e interactúes, porque en el intercambio es de donde surge el conocimiento.

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La Biblioteca de Pérgamo está creada por estudiantes y graduados de los grados de Geografía e Historia y de Historia del Arte de la UNED. Somos catorce personas las que componemos el proyecto; cada artículo es un reflejo de las inquietudes, intereses y opiniones de cada autor.