Después de Altamira todo parece decadente: aproximación a la relación de las vanguardias con el arte prehistórico

En las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX, se puso de manifiesto un sentido del presente y una necesidad de romper con los estilos precedentes. En un momento complejo y agitado, se inició una búsqueda de lo nuevo que conviviera con el pasado: el rechazo de la máquina y aceptación de nuevas tecnologías que exploraban o anticipaban el futuro o la agitación social a la par que los valores de la alta burguesía se consolidaban. Las vanguardias abandonaron la imitación de la naturaleza y se centraron en el lenguaje de las formas y los colores, exigiendo al espectador una nueva actitud hacia el arte. En la búsqueda de un nuevo planteamiento, el arte prehistórico ha sido una fuente de inspiración para las vanguardias, especialmente en la pintura.

Arte prehistórico: origen y significado

El arte realizado por los grupos de cazadores-recolectores oportunistas compone un lenguaje que nos aproxima a sus formas de vida, y desde su descubrimiento en la segunda mitad del siglo XIX, numerosos investigadores no han dejado de buscar el origen y el significado de estas manifestaciones. Aunque todas las teorías han aportado algo nuevo, ninguna resulta definitiva, ya que sería reduccionista e ingenuo entender el arte prehistórico como un todo homogéneo, por lo que su significado sigue siendo un misterio para el hombre.

A lo largo de 150 años de investigación se han aportado al estudio del origen y significado del arte prehistórico algunas hipótesis, como E. Lartet o H. Christy, que fueron los primeros en proponer una teoría interpretativa del arte paleolítico con el arte por el arte (Jordá et al. 2020: 494). El totemismo es otra interpretación que trata la correlación entre los grupos humanos y la especie animal. El tótem consistiría en un animal considerado como el antepasado de una comunidad y venerado por esa circunstancia (Sanchidrián, 2018). Sin embargo, el totemismo no es capaz de explicar aquellos animales que aparecen representados con armas arrojadizas, que resulta incompatible con el respeto que merece un tótem. El antropólogo S. Reinach (1903) introduce la idea de que las representaciones prehistóricas tenían que ver con la magia de la caza y de la fecundidad, a través de la existencia de un bestiario representado en el arte (caballos, bisontes, renos o ciervos) que forman parte de la dieta de las sociedades cazadoras-recolectoras, por lo que su actividad debía estar relacionada con lo mítico, lo religioso, en una suerte de rituales o ceremonias destinadas a multiplicar la caza y la fecundidad.

A mediados del siglo XX, las teorías estructuralistas cobraron fuerza y concedieron una importancia a la idea de que el arte paleolítico no tenía una distribución aleatoria, ni en su ubicación ni en su realización, sino que las figuras guardaban una relación jerárquica entre sí configurando un bestiario en el que el caballo o el bisonte poseían una gran carga simbólica, relegando a los ciervos y las cabras como animales complementarios. Ucko, Rosenfeld (1967) y G. Sauvet (1977) consideraron el arte como medio de comunicación, con una motivación económica, social, religiosa y simbólica.

Por último, la teoría chamánica, ideada por J. Clottes y D. Lewis-Williams, parte de la premisa de la existencia de ciertas formas de chamanismo en las tribus y grupos cuyo origen se remonta al Paleolítico. Esta teoría se basa en la capacidad del sistema nervioso humano de generar estadios de conciencia alterada y alucinaciones, en relación con la representación de signos abstractos como puntuaciones, zigzags, parrillas o líneas onduladas, que no es otra que la plasmación de las percepciones del chamán en un estadio de conciencia alterada (Clottes, 2007). La cueva se convierte en el nexo de unión del hombre con el mundo de los espíritus, en el que se dan representaciones abstractas (ideomorfos), humanas, zoomorfas y criaturas medio humanas y medio animales, que son también consideradas representaciones chamánicas al ser transformadas en el transcurso de las alucinaciones.

Figura 1. Chamán tungús (Siberia) en grabado de Witsen de 1705 (fuente)

¿Hasta qué punto han influido las vanguardias europeas en la interpretación del arte prehistórico? O por el contrario, ¿el arte prehistórico creó fuertes influencias en las vanguardias?

El arte prehistórico y su influencia en el movimiento vanguardista

Partiendo de la base de que, durante el devenir de la historia, el hombre se ha visto influenciado por las manifestaciones artísticas que le preceden, a finales del siglo XIX surgió un gran interés por las manifestaciones prehistóricas que empezaban a investigarse. La esquematización, la abstracción y la simplificación de las formas son características del arte rupestre que también podemos encontrar en las vanguardias, y a partir de aquí nos hacemos la siguiente pregunta: ¿qué motivó a los artistas de principios del siglo XX a retornar a los orígenes del arte?

Las formas sencillas y esquemáticas, de reducida paleta cromáticas de las pinturas rupestres, petroglifos, pictogramas y figuras de arte mueble inspiraron a los artistas, sacudiendo los cánones decimonónicos. Atraídos por el arte prehistórico, los artistas acentuaron la simplificación y suprimieron el horizonte lineal y cromático, llevando el reduccionismo a sus últimas consecuencias.

Picasso y el Cubismo

Me tomó cuatro años pintar como Rafael, pero me llevó toda una vida aprender a dibujar como un niño.

Pablo Ruiz Picasso

Picasso nunca visitó las cuevas de Altamira, pero cuando vio sus imágenes publicadas quedó impactado. La influencia del arte prehistórico está presente a lo largo de su producción, y así se puede observar en sus más de cuarenta obras que componen la pintura, dibujos, esculturas y grabados, además de su colección privada de cráneos de animales, huesos, fotos y diversos objetos de formas primitivas. Que el arte prehistórico haya sido tan relevante e imitado por sus contemporáneos es, en gran parte, por la fascinación de Picasso hacia él. Su interés por la prehistoria es evidente especialmente en el periodo de entreguerras, pero su vinculación se aprecia desde su infancia, ya que estuvo marcada por los primeros descubrimientos de pinturas rupestres, grabados y piezas de arte mobiliario: Picasso nació en 1881, dos años después de que Sautuola descubriera las pinturas de la cueva de Altamira, a pesar de que su reconocimiento fuera posterior, en 1902.

 Figura 2. Fotomontaje de Jean Harold enviado a Picasso por Jean Cocteau y etiquetado al dorso como “Picasso- Periodo negro” © ADAGP, Paris Harold Jean (siglo XX) (fuente)

La presencia de animales en el arte moderno nos recuerda al planteamiento estético primitivo del arte rupestre, y Pablo Picasso lo exploró a través de la pintura, grabados y esculturas. Destaca especialmente sus Tauromaquias, donde se aprecian semejanzas con los toros y los caballos, exagerando y deformando los contornos de estos animales, como las pinturas rupestres del Magdaleniense (Paleolítico superior).

Figura 3. Bisonte de la cueva de Altamira (fuente)
Figura 4. Tauromaquia (Picasso) (fuente)

Franz Marc y el Expresionismo: Der Blaue Reiter

El pintor alemán Franz Marc (1880 – 1916) fue uno de los principales representantes del expresionismo a través del grupo de artistas Der Blaue Reiter (el jinete azul). Sus pinturas más populares son los retratos de animales, que destacan por el uso reducido de colores primarios y su síntesis de formas y trazos. La fuerza vital de la naturaleza, el Bien, la belleza y la verdad del animal no la ve el autor en el hombre, que no es representado. El mundo se representa, entonces, desde el punto de vista del animal a través de la simplificación formal y cromática. Los caballos de Franz Marc muestran similitudes con los caballos de la cueva de Lascaux y de Chauvet (Francia).

Figura 5. Der Turm der blauen Pferde (Franz Marc) (fuente)
Figura 6. Caballos de la cueva de Chauvet (Francia) (fuente)

Henri Matisse y el Fauvismo: el arte levantino

Henri Matisse (1869 – 1954), primera figura del Fauvismo, destaca por su maestría en el lenguaje expresivo del color. El Fauvismo cuestiona el arte como representación de la realidad y aboga por un arte subjetivo que exprese sentimientos a través del color. La violencia cromática (fauve es el término francés para fiera) destaca por sus agresivos contrastes, tinta plana y ausencia de claroscuro. Henri Matisse mostró su predilección por la pintura rupestre a través de sus danzas, que muestra similitudes con la danza de la cueva de Cogull (Lleida), una de las pinturas rupestres más representativas del arte levantino. La danza prehistórica de la cueva de Cogull se caracteriza por su simplicidad de formas, su naturalismo y su tendencia a la esquematización.

Figura 7. Danza, Henri Matisse (fuente)
Figura 8. La danza de la cueva de Cogull (Lleida) (fuente)

Surrealismo y abstracción: Joan Miró

Artistas como Klee y Miró se inspiraron en las formas simplificadas del arte prehistórico, que fue una constante en su evolución estilística. Pero, ¿cuándo y en qué forma comenzó a emplear estos referentes? Con la eclosión del impresionismo se inició la búsqueda de nuevos caminos para la creación artística. Uno de los caminos más inexplorados era, sin duda, el arte primitivo, cuyo tratamiento se articula en torno a varios supuestos: el primero hace alusión al modo de entender la pintura dentro del Surrealismo a partir de 1924, que se extiende hasta 1933. Sus declaraciones hacen referencia a la necesidad de asesinar la pintura, el retorno a los orígenes y la contaminación del arte desde la época de las cavernas (Calzada, 2001). Miró fue calificado peyorativamente de primitivo por los primeros críticos, y no será hasta 1929 cuando se haga una valoración estética de este tema. Carl Einstein (1930) relacionó la sencillez de los signos de Miró con el arte prehistórico en Simplicidad prehistórica y concluye en su reflexión que “el fin enlaza con el principio” (Einstein, 1930).

La concepción artística de Miró presenta paralelismos estéticos con el primer arte de la humanidad a través de la abstracción y la simplificación de formas del arte esquemático.

Figura 9. El bello pájaro descifrando lo desconocido a la pareja de enamorados. “Constelación”. (1941). Moma, Nueva York (fuente)
Figura 10. Motivos triangulares y bitriangulares. “Abrigo de las viñas”, Zarza de Alange, Badajoz. (fuente)
Figura 11. Ídolos cruciformes, Museo Arqueológico Nacional (Madrid) (fuente)

Los motivos triangulares y bitriangulares son representaciones que aparecen asociadas al Arte Esquemático en la Península Ibérica durante las primeras culturas metalúrgicas (Calcolítico o Edad del Cobre, con pervivencias en el inicio de la Edad del Hierro). Estos motivos triangulares y bitriangulares propios del esquematismo se han asociado a figuras femeninas que simulan el tórax y una falda acampanada (Ripoll, 1986), o bien como posibles ídolos, que se han llegado a representar en otros soportes, como pizarra, hueso o alabastro. La producción artística de Miró nos recuerda, por tanto, a las figuras femeninas esquemáticas e ídolos oculados y cruciformes.

Figura 12. Mujer ante el sol, Joan Miró (1950) (fuente)

Los ídolos oculados son representaciones simbólicas del Neolítico medio y final y el Calcolítico y son propios de la Península Ibérica. Su significado aún se nos escapa, y aunque la mayoría se encuentran fuera de contexto, todos destacan por sus “ojos-soles”, una característica que comparten con la obra de Miró Mujer ante el sol (1950).

Figura 14. Joan Miró y Josep LLoren visitan la cueva de Altamira en 1957 (fuente)

Conclusiones

Como ya hemos visto, existen paralelismos entre el arte prehistórico y las vanguardias, no solo en todos sus soportes (arte rupestre y arte mueble), sino en casi todos los movimientos vanguardistas, a pesar de sus numerosas diferencias entre sí. La esquematización, la abstracción, la simplificación de las formas y el uso reducido de la paleta cromática, destacando el uso de colores primarios, son características del arte rupestre rescatadas en las vanguardias. El auge de las vanguardias coincide con el inicio de la investigación del arte rupestre en 1902, que desde el descubrimiento de los bisontes de Altamira por Sautuola había quedado en el tintero por ser considerado un fraude orquestado por el propio descubridor. Los artistas del movimiento vanguardista encontraron en el arte prehistórico un nuevo camino inexplorado que les permitió incorporar nuevas fórmulas a su proceso creativo. Y es que, como decía Carl Einstein (1930): el fin enlaza con el principio.

Bibliografía

  • Clottes, J. (2007): Los chamanes de la Prehistoria. Barcelona, Ariel.
  • Einstein, C. (1930): Joan Miró (Papiers colles à la galerie Pierre) en “Documents“, 2º año, nº4, pp. 263-269.
  • Jordá et al. (2020): Prehistoria I. Las primeras etapas de la Humanidad. Madrid, Ramón Areces.
  • Ripoll, E. (1986): Orígenes y significado del arte paleolítico. Madrid, Sílex.
  • Sanchidrián, J.L. (2018): Manual de arte prehistórico. Barcelona, Ariel.
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